Abundando en lo anterior, las reglas del fútbol son realmente sencillas, y a diferencia de muchos otros deportes, se han mantenido prácticamente invariables en lo fundamental con el paso de los años. Ninguna innovación del calibre de, por ejemplo, el lanzamiento triple en baloncesto, ha sido introducida en mucho tiempo, y esto facilita la comprensión y el desarrollo del partido. Incluso la regla más difícil y, a la vez, más científica del fútbol, el fuera de juego, tiene su origen en hechos realmente simples, casi de perogrullo: la necesidad de evitar aglomeraciones en el área que sólo conducen al barullo y también la deshonestidad y caradura del típico “ratonero” que no baja a ayudar a sus compañeros y se queda a esperar junto al portero un rebote o pase largo que le habilite para lograr un gol con el mínimo esfuerzo. Por otro lado, el hecho de que se dispute en tiempo real añade un componente importante de cercanía; en baloncesto, por ejemplo, la acumulación de tiempos muertos puede desconectar a un espectador del partido, especialmente si es televisado, Excepto en Norteamérica, claro donde se asumen los parones con curiosa naturalidad.
Otra razón de índole completamente diferente, es que casi cualquier cualidad fisica o técnica, explotada adecuadamente, puede conducir al éxito (en mayor o menor grado) en este deporte: se puede vivir casi exclusivamente del golpeo con la derecha o izquierda, del regate, de la velocidad, de la capacidad de utilizar adecuadamente un cuerpo inmenso o un bajo centro de gravedad... Y como contrapartida, se puede ser muy bueno en fútbol con lastres que incapacitarían casi para cualquier otra actividad deportiva. Así, el fútbol está abierto casi a cualquiera, no debes ser un atleta como en voleibol, ni ser alto o con coordinación espectacular como en basket, ni un armario como en balonmano. Basta que lo que sepas hacer, consigas hacerlo realmente bien.
Para terminar, tengo que hablar de lo que me parece la razón suprema, lo que hace al fútbol lo más grande: el GOL. Ese elemento extraño que posee un carácter precioso que no tiene el “tanto” en ningún otro deporte. Es un descomunal generador de tensión cuando hay pocos o el partido está igualado, y el hecho de ver muchos en el mismo partido convierte automáticamente a éste en un evento prácticamente inolvidable. Es su escasez lo que los hace tan preciosos, sin contar el hecho de que pocas cosas hay tan míticas como ser testigo directo de un gran gol, o que este se consiga en un partido importante. Por otro lado, los goles resumen los partidos de manera tajante, lo cual desde el punto de vista mediático es primordial. Así, en este caso, el lugar común es bien cierto, los goles son la salsa del fútbol. Nada que ver con las decenas de canastas en un partido de basket, o los puntos del volley o los goles del balonmano. Un gol es un tesoro.